lunes, 6 de julio de 2009

Sanfermines, fiesta y escaparate

A las doce del mediodía, en el mismo momento en que estalle hoy el chupinazo, Iruñea hará lo propio para convertirse en una fiesta en toda la extensión del término. Diversión en estado puro, cultura, tradición, reivindicación, transgresión... serán elementos que definirán la constante de los nueve días de las fiestas de San Fermín en la ciudad por excelencia de Euskal Herria. Una de las fiestas de más renombre internacional, a lo que Ernest Hemingway, quien será recordado en el 50º aniversario de su última visita a las fiestas, contribuyó notablemente. Ése, el de la proyección exterior, es el aspecto que más, o únicamente, parece preocupar a las autoridades locales, a juzgar por la dinámica que el Consistorio está imprimiendo los últimos años con el fin de presentar un escaparate desnaturalizado pero con evidente afán político.
Por eso resulta irrisorio, aunque triste, el argumento de la «despolitización» de las fiestas, es decir, el despojo de sus señas de identidad y, por tanto, de las de la propia ciudad; marginación de los sectores populares, precisamente depositarios de esas señas y tradiciones que pretenden disolver en «la españolidad» de Iruñea, en una dinámica que trasciende las fiestas y se reproduce una y otra vez en prohibiciones de Olentzeros y otras manifestaciones culturales o de iniciativas vecinales; una dinámica de negación de cualquier necesidad o reclamación cuya satisfacción conlleve la participación popular; en definitiva, de recorte de la vida social y cultura. En estos Sanfermines de 2009 la actitud del Ayuntamiento, sólo comprensible desde una mentalidad notablemente autoritaria, ha tenido como diana, entre otras, a las peñas, intentando que varias de ellas no puedan abrir sus locales en el casco viejo.
Sin embargo, los Sanfermines son algo más que ese escaparate en el que los pretenden recluir. Y el éxito de estas fiestas radica en los iruindarras, que son parte de ellas y las viven en torno a las peñas, verdadera alma sanferminera, por lo que la deriva autoritaria del Ayuntamiento, a la larga, supone tirar piedras contra su propio tejado.
Editorial del diario Gara publicado el 06/07/2009

viernes, 3 de julio de 2009

Por el Profesor César Arrondo

3 DE MARZO DE 1976

La historia reciente de Euskal Herria, nos revela que un 3 de marzo de 1976, fueron asesinados un grupo de obreros en Vitoria, producto de una feroz represión policial. Estos deplorables hechos, dieron como consecuencia, que ciudadanos y ciudadanas vascas, se coaligarán en una plataforma, a la cual denominaron “Asociación 3 de marzo”, cuyo único fin, es exigir que la justicia castigue a los asesinos de los trabajadores muertos en 1976.
La plataforma antes mencionada ha venido bregando por lograr cristalizar los objetivos que le dieron origen. En este sentido, con participación y permanente presencia pública, han podido mantener vivo este reclamo de justicia, para de alguna manera, mitigar en parte el daño ocasionado a quienes perdieron la vida, a sus familias y afectos.
En el año 2006, en una de las tantas manifestaciones realizadas para recordar el luctuoso hecho, algunos manifestantes portaban pancartas con fotos de presos vascos recientemente fallecidos, como una forma de homenajear a estar personas, que murieron en la cárcel, sin poder ver cristalizados los objetivos soberanistas de Euskal Herria.
Los hechos ocurrido en 2006, fueron motivo para la iniciación de un juicio contra tres ciudadanos vascos: Andoni Txasco, Josu Ormaetxea y Aitor Fernández Ortega, a quienes se los acusa de enaltecimiento de terrorismo, y en tal sentido, serán juzgados el lunes 7 de julio de 2009.
Desde la diáspora, solicitamos la anulación del juicio iniciado contra estos ciudadanos vascos, a los cuales, por portar unas pancartas con fotos de personas fallecidas en la cárcel, se los acusa de enaltecer el terrorismo, cuando esa misma justicia, no ha puesto la misma tensión para aclarar los hechos del 3 de marzo de 1976, ni ha utilizado la misma vara para medir las acciones de los GAL, cuyos miembros gozan de libertad plena y han sido homenajeados en diferentes ámbitos del Estado español.
Este juicio contra los miembros de la “Asociación 3 de marzo”, constituye un atropello más a los que se está sometiendo a Euskal Herria, que en estos días, a tenido además que sufrir la imposición de banderas españolas en edificios públicos y lugares simbólicos del sentir vasco, el ninguneo de su lengua, las deplorables determinaciones del Parlamento europeo y la eliminación de claras señas culturales en los medios de comunicación.
Prof. César Arrondo
Universidad Nacional de La Plata