Comencé a ordenar estos pensamientos y a volcarlos en papel la pasada semana, mientras seguía con tristeza la jura del nuevo Lehendakari de Euskadi.
Estamos transitando un momento histórico, tal vez sea (eso espero) un momento "bisagra" en la rica historia del pueblo vasco.
Cuando uno vierte una expresión como la que acabo de reproducir en el párrafo anterior ("momento histórico"), generalmente se lo asocia con un acontecimiento positivo, o relacionado con un suceso que fue despojado de las "impurezas" propias de las connotaciones negativas y que ha pasado a formar parte de la cronología histórica como un hecho, sencillamente eso, una efeméride más en el calendario.
Tal vez sea el paso anterior al análisis profundo de ese tema, pero en primera instancia, se nos presenta de esa manera.
Puede ser un acontecimiento bélico; político; social; científico; cultural; o un hecho propio de la naturaleza el que toma relevancia y es elevado a la categoría de "suceso" y ya se establecerá por siempre en los anales de la historia.
En un primer análisis entiendo que la mayoría de los denominados sucesos históricos se me presentan cronológica y absolutamente negativos. Salvo un descubrimiento científico; acontecimiento artístico; un gol o un partido de Fútbol; y diría que rara vez me sorprende positivamente un hecho político.
Como ya me he acostumbrado a la carga negativa de los acontecimientos políticos en mi corta vida, suelo analizar a estos con un prisma particular, que fui diseñando con el tiempo para que se ajuste al hecho en sí.
No puedo transitar estos días como si nada sucediera. Es más, estos pensamientos se convierten en oraciones mientras estoy trabajando. Porque he vivido lamentándome de la ocupación españolista en Euskal Herria. Y ayer se ha concretado la ocupación política en el territorio vasco, ha sido para mí, el punto de quiebre. ¿Un representante del Estado en la Casa de las Juntas de Gernika? ¿Bajo el Roble?. Es demasiado para mí.
Lo siento como una bofetada. Esa que se necesita para despabilarse.
Si un gran porcentaje del electorado de Euskadi tiene como primera elección PSE - PP (más del 40 % de la intención de voto antes de las elecciones); y el resto se encuentra dividido entre propuestas locales y abstenciones, la fragmentación es total, y este resultado era el esperado.
La construcción electoral que debe cambiar el destino político no de Euskadi, sino de Euskal Herria debe darse en quienes mañana serán opositores. Aunar criterios soberanistas que en apariencia los unen, pero las formas terminan separando.
¿Acaso no es el momento de propiciar una gran mesa de diálogo vasco donde todas las formaciones que tienen como objetivo la Independencia puedan sentarse dejando de lado apetencias personales que ponen por encima de la Soberanía?
Que de allí parta un compromiso hacia los vascos de, por sobre todas las cosas, trabajar para cumplir ese objetivo y sentirlo como algo realizable, no un enunciado lanzado al aire y que lo atrape el que lo quiera oír.
Espero que no se detengan en discusiones estériles sobre quién debe liderar este proyecto.
Me pregunto si esta bofetada era necesaria para darse cuenta. Tal vez, pero hubiera preferido que no sucediera y que no doliera tanto.
Lo pienso y lo escribo a miles de kilómetros de distancia de Euskal Herria. Desde el mismo lugar donde hasta ayer la mayoría de las Euskal Etxeak levantaban tanto la Ikurriña como la bandera del PNV.
¿Ondeará mañana la rojigualda en nuestros Centros Vascos? ¿Pasarán a ser conocidos como Casa del Pueblo? Sería mi peor pesadilla.
Si, doy por hecho que hoy, torrentes de lágrimas se vierten a causa de los lamentos y sollozos que les genera la salida del PNV de la Lehendakaritza. Se le pondrá un freno a los subsidios y a la compra de voluntades nacionalistas. ¿Y si se mantienen los subsidios esas voluntades adquiridas serán mañana Socialistas?.
Habrá Oficialistas que seguirán siéndolo aún estando en el poder el representante del Estado. Estarán los que fueron Oficialistas y mañana serán opositores por una cuestión netamente económica. Ya no cruzarán más el océano aquellos Euros tan simpáticos y rendidores en esta tierra. Suelo fértil si lo hay para la fuerte moneda extranjera.
Es casi una excepción que en estas Pampas una Euskal Etxea no haya sido hasta ayer una extensión del PNV. Pero de hecho siempre hay excepciones a la regla, y confirmo que existen apenas un puñado de Centros Vascos que no se han beneficiado de esa relación PNV - Diáspora.
En ellos creo, está el cambio. Se han mostrado y actuado con mayor pureza, criticando constructivamente y anteponiendo por encima de toda conveniencia económica un ideal político. Aportar su grano de arena para la solución de un conflicto que sólo ve como probable una salida política.
Retengo una imagen del 2008 de representantes de varias formaciones vascas debatiendo en un parlamento muy lejano, el denominado "Conflicto Vasco". Lástima que ese debate se dio tan lejos de Euskal Herria, y fuera del alcance auditivo de España y Francia (los representantes del Estado Español decidieron no participar).
El plan estratégico llevado a cabo por el Estado para fragmentar el arco político vasco, ya se ha concretado. Una superestructura estatal como la española ha aceitado su maquinaria de tal manera que ha logrado mantener y sostener en el tiempo un conflicto del que no se muestra como protagonista, sino como afectado por un "problema ajeno". En ese camino está para con la Diáspora también.
Será tarea de quienes creemos posible un Euskal Herria distinto, libre y soberano, reunir lo disperso y construir con ello un compromiso inquebrantable de cambio.
América Latina experimentó hace dos siglos que la unión propició el fin del colonialismo español en la región. ¿Acaso la clave no será la Unión?
viernes, 15 de mayo de 2009
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